domingo, 9 de junio de 2019

EL PALO


Ya sabia que ibas a encontrar un montón de “Monumentos al Palo” en tu recorrido por las tierras del viejo continente, pero imaginé que podías diferenciar pues no pueden existir “palos” de tales envergaduras, tan largos y puntudos, contrario al nuestro que es de tamaño moderado, humilde, enclenque y casi raquítico (comparado con aquellos) pero que sí representa el verdadero “palo”. Trataré de demostrarte que los copietas son ellos, que como todo tiene que ser más tamañudo que lo nuestro, copiaron mal y la historia les reclamará tal adefesio, pues magnificaron algo que no se podía sobredimensionar.

Cuando Gonza y Yo estábamos lo suficientemente grandes para dejarnos salir y muy pequeños para trabajar en el café, nos permitían ir de vacaciones al Comino, vereda en las faldas del Cancharazo donde tenia finca Joaquín Madrid, quien procreó con doña Rita entre otros a Esperanza (Mi hermana según los lengüilargos de los Giraldos), Ligia y Julio ( Alias Pate-rana porque tenía los dedos de los pies pegados). Un Domingo en la tarde nos empacaban el equipaje: ropa, tenis, jabón, galletas y confites de regalos y tabacos para el viejo Joaco, nos montábamos en mulas enjalmadas que en la mañana habían traído panela al pueblo y rumbo al comino, donde llegábamos en la noche cansados, sudorosos, con peladuras hasta en el alma y en una oscuridad que aterraba; a punta de velas nos iban dando de comer comida extrañas y a dormir, previa miada en la huerta, para tener luego miada en la cama.

El paseo en sí era muy bueno: paseábamos a otras veredas, montábamos a caballo, jodíamos con vacas, se arreaba ganado, se ordeñaba y encerraba, cortábamos caña, se limpiaban eras, se hacía y comía el quesito más delicioso del mundo con arepa y chocolate espumoso, sancocho y frisoles ventiados, mejor dicho: era la dicha, pues no se estudiaba, no se trabajaba en el café, solo se vivía al día, sin afanes, sin tiempo que medir. Lo único maluco eran las noches por la oscuridad, la lluvia, la miada en la huerta y lógicamente la miada en la cama.

Andábamos descalzos y no nos bañábamos, lo grave era cuando mi mamá por el internet de la época (Un correo de mulas que iba una vez por semana, por esos caminos entre Yolombó y Amalfi) nos enviaba el mensaje donde urgía nuestra presencia a su lado. Y porqué grave? Pues porque había que arreglar la mugrienta ropa, bañarnos de cuerpo entero y meternos en una poceta con agua a remojarnos la roña de los pies para irla raspando con estropajo o pedazos de teja; esta tarea la terminaba doña Berta en el pueblo con jabón de tierra, de pino, trapos, medias, pellizcos y cantaleta ventiada.

Pero el cuento viene a que en casa de Joaco, había una pieza separada de las demás por un cancel (Pared de tablas) que se llamaba la Pieza de los Místeres, pues era común que por los pueblos y veredas anduvieran personajes extraños en el vestir, caminar y hablar que vendían toda clase de cachivaches, mentiras e ilusiones; eran bien vestidos, altos , ojos claros y en enormes maletas cargaban cortes de tela, hebillas, espejos, hilos, peinillas, peinetas, prendedores, pañoletas, mantos y mantillas, libros de poemas, lápices y bolígrafos, estampas de la virgen, novenarios, postales, láminas de mujeres y hombres apuestos, jabones Reuter, Palmolive y Paramí, calendarios de Pielroja, encendedores, almanaques Bristol, confortativo Salomón, vitaminas, matarratas, matamoscas para el ganado y en fin todo aquello absolutamente innecesario para la pobre y parca vida del campo, pero que la fantasía fue capaz de inventar. Generalmente dejaban cuentas pendientes y con ellos se encargaban cosas para el próximo viaje: tijeras, destapadores, desodorantes, perfume Pachulí, sacacorchos, sombreros, medallas, escapularios y muchas cosas más. Dejaban además, muchachas enamoradas, cuando no preñadas, jóvenes que se quedaban suspirando y ansiando el regreso de la estampa de hombre que las había deslumbrado. Para no diferenciar su origen se llamaron con el nombre genérico de Místeres y en la pieza que te comente eran hospedados mientras vendían y cogían fuerzas para alzar sus maletas e ir a otra vereda.

En casi todas las casa había una pieza de estas y aun en las del pueblo; al cabo de los años nos dimos cuenta que eran unos estafadores que iban tras las morrocotas de oro, los virgos, el poco dinero guardado en caletas y por nuestros secretos de la tierra, nuestras costumbres, leyendas y sobretodo los monumentos que teníamos a los dioses o a los paganos, a los próceres y aún a nuestras nobles partes como el Palo.

Comprendes ahora porque hay múltiples monumentos al Palo en el mundo?
Solo en estos últimos años se habla de la Globalización de la Economía, los Yolombinos logramos hace muchos años la globalización del Palo y su Monumento!

Jorge compró reloj, cuando se lo vi, creí que un meteoro había caído sobre su mano y pretendía estriparlo o que era una temible tarántula pegada a su cuerpo; saqué el machete dispuesto a dar una dura batalla, para defender a mi niño; tuvo que explicarme que esa estrella de mar era un reloj con infinidad de tornillos alrededor, para todo lo imaginable: Tu espichas tornillo a tornillo y puede aparecer: la hora, minutos, segundos, el valor del dólar, fecha, luz, música, el día, la semana, faz de la luna, estado del tiempo, año, nacimiento del dueño, descubrimiento de América, independencia de Indochina, 20 de julio inmarcesible día, nacimiento de Jesús, José y María, ultimo clásico Dim 3 Nal 0, número de votos de Pastrana, las letanías, en qué está el chance,… mejor dicho esa molleja tiene más información que Rubén y Diego juntos, y sabes a qué me refiero.

Pensé que si dormía con él y se volteaba, le cogía ventaja y al suelo se iba, pero que va: no pesa nada el maldito, Yo solo atiné a decirle mientras guardaba el machete, un palo de escoba y el martillo, con los cuales trataba de matar el animalejo:

- Disfrútelo mijo…
- No vaya a salir d’el…
- Es una joya…
- Diga que es Alemán y ya no se consigue…

Yo siempre me acosté como preocupadongo y a media noche me despertó, digamos un terremoto: ruidos, truenos, luces intermitentes, bulla…, pensé: el fin del mundo, nos invadieron los marcianos.. me levanté otra vez de machete en mano, en calzoncillos, descalzo (que oso) y me encontré al Jorge bregando a apagar ese platillo volador que Él jodiendo por aprender a manejarlo, lo había puesto a despertar. Logró apagarlo a la media hora y creo que no fue metiéndolo al inodoro porque el maldito, para acabar de ajustar es WATER PROTECTOR Y LUMINATOR.
Jorge, yo creo que para consolarme, me dice que todo el mundo se lo admira y le preguntan dónde lo compró. 

Sigue disfrutando, para que tengas historias que contar, que es la parte buena de la vida…
Otra vez Pitupato y de nuevo, entre a la iglesia.

Néstor Giraldo Macías
Medellín, 15 julio de 1998

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