Este año mis compañeros de aula y yo cumplimos cincuenta años de egresados del Liceo Regional Aurelio Mejía, 1.967 - 2017, son muchos y gratos los recuerdos que desearía plasmar en este escrito pero no tendría espacio para ello, que rico rajar de los profesores, esos héroes que nos crecieron y procuraron volvernos mejores personas útiles para la familia y la sociedad, maestros que para el momento los mirábamos como cargadilleros, sádicos con sed de rajarnos en las pruebas de conocimiento, los que se cargaban de bronca para perturbar nuestro ocio, a ellos una y mil veces gracias; gracias César Olarte Director de sexto de bachillerato; mil gracias Gilberto Muñoz Casas profesor de química; gracias Gabriel Hoyos profesor de física; gracias Ignacio Días profesor de Idiomas; gracias Héctor Monsalve profesor de español; gracias Miguel Cataño profesor de educación física; gracias profesores todos del Liceo Regional Aurelio Mejía 1.967.
Cursar el sexto de bachillerato era todo un plus, era lo máximo, éramos los grandes del colegio , los que nos robábamos las miradas de los demás estudiantes del plantel, los que comenzábamos a soñar en un mundo mejor, los próximos a partir en busca de nuevas instancias bastantes desconocidas e inciertas, pero eran sueños y los sueños sueños son - Calderón de la Barca- manejábamos el casino ( léase tienda estudiantil ), los que a nombre del colegio teníamos el manejo de los bailes desarrollados en el Hotel de Turismo La Marquesa con el propósito de conseguir fondos para los grados. Es que cursar sexto demandaba otra serie de gastos como traslado a Medellín para aquello del mosaico en Arte Italiano en Junín con Maracaibo y, teníamos que ir todos para la foto, no se prestaba para delegar; igualmente teníamos que estar presentes en la contratación para que nos elaborarán el anillo de grados , en la Plazuela Rafael Uribe . Era demasiado gracioso pasearnos en manada, junticos, sin descuidarse y codo a codo para evitar que se embolatara alguno y nos pusiera en aprietos, por cierto la mayoría por primera vez pisaba tierra de la Capital de Antioquia; ese paseo por Junín de la época y la cantidad de fotógrafos que nos enfocaban y luego nos daban un papelito para que reclamáramos el telescopio con la foto acabada de tomar, en cuestión de horas podías tener la prueba de haber estado en Medellín y un recuerdo más de cuando eras joven. Los que teníamos alguna canchita de las idas a Medellín lográbamos para ver alguna película en el teatro Lido o en el Odeón y, no faltaba el masoquista - inclúyame- que iba al Atanasio Girardot para ver al siempre " Poderoso Independiente Medellín ". Estar en sexto de bachillerato sí tiene su valor agregado.
Algunos compañeros de mi promoción como bachilleres 1.967 lograron la subidita a Medellín para conocer las escaleras eléctricas del Caravana, establecimiento fundado por yolombino, sí Orrego de los de Yolombó, las escaleras era un atractivo no sólo para los de pueblo ya que los citadinos igualmente entraban en la novedad; así mismo los compañeros compraron los cuadernillos de poesía de José Asunción Silva; Calderón de La Barca , Porfirio Barba Jacob; Julio Flórez ; Rafael Pombo; etcétera. Algunos comprábamos unos libretos donde se encontraban cuestionarios con sus respectivas respuestas para preparar los exámenes de ingreso a las universidades. Al escribir este artículo me lleno de nostalgia pensando en esos años de gloria que el Creador nos puso a disfrutar.
Los condiscípulos míos y bien aventurados por habernos tocado vivir una época de fantasía en el Aurelio Mejía donde las fortalezas de la institución superában con creces las posibles debilidades del mismo, siempre pero siempre nos llenaremos en emoción de tener en la memoria uno de los mejores disfrutes de vida, alimentándonos con la savia del saber proporcionadas por ese coloso llamado "Liceo Regional Aurelio Mejía" . O si no que pasen al tablero esos compañeros a decir presente, no frente al Rector José Villamil, ahora nos toca frente a un Juez que califica una prueba de mayor rigurosidad y ese Juez se llama LA SOCIEDAD, ese conjunto de ciudadanos con los cuales compartimos el vivir cotidiano y calificadores de nuestro comportamiento, nuestra conducta frente a ellos, frente a la familia, frente al país y frente a la humanidad . Es decir, fuimos preparados para la vida, no para pasar un examen académico y mostrar el tres , hoy el seis, y decir que ganamos.
No quiero molestar o incomodar a mis compañeros de promoción como bachilleres, sólo deseo devolver la mirada cincuenta años y luego del fraternal saludo decirles como los registran mis recuerdos. Gilberto Escobar Pulgarín , amigo fiel y cómplice de pilatunas, lo recuerdo con el agradecimiento del siempre amigo, se graduó como Ingeniero Administrativo, se vinculó al sector público donde se desempeñó con pulcritud, su adoración fue su hija Diana, conservamos la amistad hasta su último momento de vida; Luis Alfonso Ochoa Agudelo, economista, serio y señor, muy amigos cuando estudiábamos bachillerato, ya en la universidad poca comunicación teníamos, con tristeza lo acompañé en su funeral; Bernardo Arroyave Gaviria, hijo de " Pierrot" integrante del conjunto Arroyave, a Bernardo con cariño lo llamábamos " viejo ", creo habernos visto por los años ochenta por los lados del municipio de La Unión donde se desempeñaba como profesor, estudioso, respetuoso y buena gente; David Alberto Pérez Estrada, vivía en el Canalón ,buen muchacho y hermano de unas maestras igualmente buena gente, rendía en el estudio, terminamos bachillerato y no volví a saber más de él; Hernán Henao Gómez, vivía por los lados del cementerio, rendía académicamente , algo contestatario con rebeldía incluida, al parecer trabajaba en la DIAN, se me perdió el contacto; Juan de Dios Galeano Valencia, hacía parte de los internos del colegio, natural de Cisneros, tímido, muy buena gente, me manifestó haber terminado economía, años sin verlo; Lubián González Mesa, simpático, introvertido, poco expresivo, llevaba por dentro un dolor que lo atormentaba al parecer familiar, después del bachillerato no me volví a encontrar con él y, de oídas escuché que terminó medicina, vivía por los lados de la Beneficencia pero y creo que era de Remedios; Efraín Cardona Vélez, muy pinchado, como decían los muchachos de la época, rendía en el estudio, vivía en El Alto el tigre , sus padres y hermanos y hermanas eran de mis más altos afectos, Efraín terminó contaduría, hace rato no lo veo; José Domingo Higuita Rodríguez, estudiaba como interno, buen estudiante, le gustaban las bromas, genio alegre; su padre se desempeñaba por esos tiempos como policía, tenía un hermano demasiado chistoso, era ñato, nos repetía que la madrastra le daba ñuca al desayuno, ñuca al almuerzo y en la tarde la decía " ñato querés más ñuca", el ñato estudiaba en su condición de externo; José Domingo terminó una tecnología que la supo aprovechar para tranquilidad de su vida; Roberto y Jesús Roldán Vásquez, internos, oriundos de Yalí, hacen parte de mi parentela, caballeros a carta cabal, serios, excelentes personas, estudiosos y cumplidos con las obligaciones estudiantiles, Roberto comerciante próspero, casado con yolombina hija de Tomás Cardona, y Jesús terminó arquitectura, con oficina en la ciudad de Medellín, me comentan que tienen explotación avícola en su pueblo natal; Alfonso Agudelo Metrio, buen rendimiento académico, enamorado, cuanta " sardina" veía en la ventana, sardina objeto de los piropos enamoradizos, lo llamábamos cariñosamente " cabezón ", me reservo la razón del adjetivo, simpático y buena gente; Rómulo Hincapié Gil, interno, creo que era del Peñol, hombre corpulento como el que más, con sus veinte añitos y ya parecía un señor hecho y derecho, presencia de profesor, le tocaba estudiar para darnos ejemplo, qué pena uno tan grande y perdiendo materias del pensum educativo, el esfuerzo debía ser proporcional a su desarrollo corporal, el amigo Rómulo se nos perdió al terminar bachillerato y creo haberlo visto en el Estadio Atanasio Girardot haciéndole fuerza a mí equipo del alma.
Para este tiempo, creo que la mayoría de los lectores son ajenos a la existencia de internos en el Aurelio Mejía, pues bien, nuestra institución recibía estudiantes de otros municipios, inclusive otros departamentos que fuera de matricularse como estudiante, debía pagar una pensión para vivir en el colegio con alimentación incluida, la mayoría de ellos eran becados. Los dormitorios se encontraban en las aulas más grandes del segundo piso, los internos tenían un reglamento que señalaba hora de acostarse y levantarse, al igual que el ingreso al comedor el cual quedaba en el primer nivel al fondo del patio segundo de ingreso al colegio. no me perdonaría omitir hablar de Elvirita Rocavista, Conchita Agudelo, Ana Jaramillo, Ana Suarez y todas aquellas buenas mujeres encargadas de poner a manteles los suculentos guisos con los cuales alertaban al olfatearlos, desde nuestro salón de clases, los jugos gástricos y, ello hacía que el tiempo de terminación de clase se volviera más tediosa, más prolongada; que recuerdos deben guardar los profesores y los alumnos internos que tuvieron de cerca a estas bellas damas, todo es nostalgia.
Que recuerdos nos deja el recibir el Diploma de Bachiller, momentos con olor a gloria, alegrías inmensas , satisfacciones de padres de familia, orgullo de los profesores y nuevas expectativas con suspenso incluido, y ahora qué ?, a mi muy ilustre coterráneo Weimar Querubín , Rector del Liceo Regional de Yolombó, le hablo en voz baja para que me confirme que existe la cátedra de orientación profesional o inducción referente a la preparación de los estudiantes a la universidad, qué rol se maneja para tener acceso a ella, profesión preferida dada habilidades y conocimiento del alumno y todo lo referente a mirar posibilidades para el que termina bachillerato. Lo anterior debido al grado de dificultades que pasamos cuando queríamos mirar la universidad, ya no era el padre de familia o el acudiente quien lo matrículaba, el conocimiento en saber en forma oportuna las convocatorias de las diferente universidades y, no sobra decirlo las posibilidades económicas entre una y otra universidad, eso tiene su cuento, pero ahora con la facilidad que nos brinda la tecnología en comunicaciones es también otro cuento.
Por último quiero felicitar a las Normalistas , de la institución Santa Teresa de Jesús que se graduaron en 1.967 y cuya ceremonia la hicimos conjunta por sus 50 añitos de egresadas; para Amparo Gómez Vélez, qepd, Gloria Elena Gallego Berrío, Lucía Mesa Pérez, Inés Loaiza Ochoa, Luz Ángela Cardona Bedoya, Margarita Gaviria Calderón qepd; Flor Ángela Castaño Arismendi, qepd; ; Rosa Elvira Márquez qepd ; Gabriela Gallego Correa; Libia Gómez Agudelo; Adelfa Zapata Hurtado; Socorro Díaz Osorio; Eugenia Ceballos Vallejo; Luz Mila Ceballos; Rocío Villegas; Rocío Chaverra; Ofelia Rodríguez ; Ofelia Vásquez; Etelvina Marín; Luz Soto Cadavid; para ellas y sus demás compañeras un abrazo y mi recuerdo perenne.
Jairo A. Gallego Berrío
jairoalfonsogallego@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario