domingo, 2 de diciembre de 2018

MONUMENTOS


Viendo, en las fotos que nos envías, esa mano de monumentos, estatuas y lugares que son orgullo de pueblos y ciudades, al lado de los cuales uno posa para la foto y luego dice con satisfacción a los amigos: he aquí el monumento de tal y tal de la ciudad tal ... y esa manchita roja que no se ve por estar tapada por esa columna, soy Yo, cuando estuve allí, donde además conocí unos amigos de Pereira lo más de queridos, que están cansados de invitarme para que les haga la visita, algún día voy; me viene a cuento, el cuento de muchas cosas que con solo verlas identifican su lugar de origen: la torre Eiffel, el Arco del Triunfo, la Estatua de la Libertad, El Corcovado, el Vaticano, el edificio Coltejer y otros. Por encima de todos, el lugar común a los pueblos y villorios es la iglesia: siempre es la más grande, monumental, orgullo de los parroquianos que fácilmente identifican entre miles, son irrepetibles, impetuosas e imponentes.

Igual ocurre con mi pueblo, con ver la foto de la iglesia, nos da cutupeto, se asoman las lágrimas, se escaramucea la piel y desde lo más profundo de nuestro corazón sale un suspiro tirando a sollozo que nos devuelve a los años mozos cuando sacando pecho alguien nos decía: de 5 naves como pocas en el mundo, altar de mármol de Carrara, campanas y órgano Italianos y la segunda de adobe en el mundo (La primera era la catedral de Medellín). Obra gigantesca que sólo un pueblo religioso como el nuestro era capaz de erigir a su Dios.

Pero Yolombó fue pródigo en monumentos, estatuas y otros. Además de la iglesia, teníamos los siguientes:

El Salvador: en el morro del mismo nombre, de unos 3 metros de altura (sin contar el pedestal), ancho, y con los brazos cruzados como queriendo recibir a toda la aldea en su seno y con un gesto de máximo protector. Delante de Él estaba el tanque del agua, cápsula interplanetaria parada en zancos , que surtía de vez en cuando de un líquido pantanoso a la sedienta población y cuya estructura fue copiada por los Rusos cuando les dio por mandar a Yury Gagarin al espacio, pues la nave espacial Sputnik era igualitica al maldito tanque, tanto que cuando salieron las fotos en la prensa y sus imágenes en TV, retiramos los embajadores de la URSS y salimos en manifestación, con pancartas y todo hacia el morro Salvador en señal de protesta por tan magno desafuero, encontrando la dichosa "nave" enhiesta en la cima para satisfacción nuestra y salvación para los rusos copietas.

Simón Bolívar: como cualquier parque en Colombia que se respete, allí estaba la estatua de nuestro libertador como mayoral de nuestra plaza central, en alto y elegante pedestal, espada desenvainada, mirada al frente, capa recogida, cual buen defensor y tutelar de la comarca. (y sin caballo).

Algún día fue a nuestros lares un empleado de los juzgados, borrachino él, que armaba bochinches en las cantinas diariamente. En uno de ellos fue expulsado a palos con su compañero de juerga, con quien armó con mesas y taburetes un altar detrás de la estatua de Simón (Que entre otras cosas era igualitico a Luis Felipe Duque) y con sevicia y sobreseguro le asestó un botellazo en la cabeza a la vez que le gritaba:
tomá por libertar tanto hijueputa....
Resulta que uno de los hijueputas en forma de policía le estaba esperando la bajada y con voz de 
sargento, le dijo:

Queda detenido por ofender al Padre de la Patria... 
Esta derrota de mi general Bolívar , no aparece en los anales de su historia, pero es la segunda más humillante, luego de la noche septembrina, cuando el chusmero de Santander iba a salir de Él.

Don Ricardo Olano: bajando a la plaza de mercado (anteriormente estuvo en plaza vieja), en pedestal alto, estaba su busto, medio calvo y avejentado. De este señor, intrascendente, se contaba que había inventado las Sociedades de Mejoras Públicas, pero parece que olvidó sus reglamentos o propósitos porque nadie sabe para que diablos sirven.

A la madre: a la entrada del cementerio, también en mármol y también traída de Roma; era una señora alta de pelo largo, cargando un niño y con otros a sus pies, a uno de ellos le faltaba un pedazo de un pié; contaba mi madre toda tierna, que en la traída se le había quebrado el piecesito y que no lo arreglaron porque así quedaba más lastimoso y lastimero.

El obelisco del cementerio: compite con cualquier obelisco del mundo, de unos 40 metros, terminado en una cruz, donde se subía un viejo llamado Marquitos García que se paraba en la cabeza sin amarrarse a nada y a matar a la gente del susto, en la base tenía 4 ángeles descomunales, 2 con trompetas y 2 pidiendo silencio, no sé si a los otros ángeles o al público para poder oir las trompetas del juicio final, pues se decía que cuando ellos las sonaran, los muertos se levantarían para ir a ese camellito.

Debajo de esa plataforma, quedaba el altar de la Vírgen del Carmen quien dolorosamente ofrecía su escapulario a un montón de gentes que padecían los terribles tormentos del purgatorio, con caras desesperadas y suplicantes. Bajo el altar había una calavera encima de dos huesos en equis y la más miedosa leyenda que torturador alguno se hubiera inventado:

"Como te ves, me vi
Como me ves, te verás
No ofendas a Dios,
Que estás muy cerca de estar aquí".

Uno leía eso y quedaba como un zomby, rezaba, expiaba sus pecados y juraba no volver a cometerlos.

Monumento al Palo: en la vía que comunica con el Cariño, hay un puentecito que al parecer fue construido en el cincuentenario pues a su lado está "el monumento al cincuentenario" supongo que 50 años de municipio o algo así, porque nunca en las clases de cívica nos lo enseñaron. Encima de un pedestal de más o menos un metro, reposaba un estacón en cemento de mas o menos metro y medio, insignificante, sucio, perdido entre las malezas y que los muchachos decentes llamaban "Monumento al Palo" y los no muy decentes (esos malcriados de callabajo) "Monumento al chimbo", aunque para decir la verdad, todo el mundo decía sencilla y llanamente "Puentechimbo", así, de corrido. Como homenaje a él, el 31 de octubre, día del árbol, sembrábamos montones de ellos por los alambrados que limitaban la carretera que allí conducía (Luego, fue en Yolombó donde se inventó el cuento de la ecología), y desde la casa de don Tabaco hacia abajo íbamos cantando:

"Sembremos nuevos árboles,
la vida nos convida..."

De manera que del cuento aquél de hacer 3 cosas en la vida, cumplíamos a muy corta edad con uno de ellos.

Otros que no llegaron a monumentos, pero que lo merecieron, pudieran ser: La vírgen del Carmen del Bosque, que en realidad tuvo una época floreciente perdida por una carretera nueva y que fue administrada en sus buenos tiempos por el Mono Ibarra, el puente del Canalón, la casa de 2 pisos de la plaza de ferias, el Cristo de Guanteros, la cantina de Julita y el hotel de Guereve.

De manera que podríamos crear una agencia de turismo que promoviera la visita a nuestro terruño y sus monumentos, pues un paseo por todos ellos, rematado donde Julita sería inolvidable.

Londres puede tener la Torre del Reloj, pero nosotros tenemos el Monumento al Chimbo, y el reto es a que encuentren otro igual en el mundo... y les encimamos el hotel de Güereve.

Medellìn, 12 mayo 1998
Néstor Giraldo Macías

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