viernes, 2 de noviembre de 2018

LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ


Mi amigo de muchos años, quien ocupó importantes cargos como la Gerencia Financiera del IDEA, la Gerencia de la Beneficencia de Antioquia, la Dirección del Hospital San Vicente de Paúl y la Gerencia de Corpaúl, Jorge Cadavid Cárdenas, hombre profesional de altos kilates, exitoso y estudioso, como ningún otro; por estos tiempos goza del beneficio de la pensión y distribuye el tiempo en especializaciones académicas en las universidades de la ciudad, al igual que los demás jóvenes mayores se dedica al cuidado y disfrute de los nietos; y saca el tiempo necesario para la charla con los amigos como una constante en su modus vivendi.

A mi buen amigo Jorge, nacido en el tradicional y populoso barrio Manrique de la Comuna Nororiental de Medellín, por ende tangófilo y enamorado; conociendo mi condición de pueblerino, yolombino para mayor señal, en forma repetitiva y con el ánimo de conocer la vida en un pueblo, debo soportarle preguntas necias cómo sí leíamos los periódicos y quién los llevaba, el posible acceso a los libros de lectura, qué clase de cantantes se presentaban en el municipio, deportes practicados, actividad social, etcétera. 

Debo aclarar que dichas inquietudes no me las presentaba de una vez, sino que son originadas a cuenta gotas, en circunstancias y vivencias que se le presentaban. Por ejemplo, visitó una de las modernas bibliotecas construidas durante la Alcaldía de Fajardo y la impresión fue enorme al ver jóvenes y adultos leyendo, otros al frente del computador, en fin, su frustración se le vino a mente al recordar lo difícil y casi imposible en su tiempo el acceso a un libro de literatura cuando cursaba bachillerato, para lo cual quería medirse conmigo en mi condición de pueblerino y, mi respuesta fue orgullosa al expresarle los libros leídos en mi Liceo Regional Aurelio Mejía, la biblioteca del colegio no era que digamos ¡huy ! pero puedo “chicaniarle” que en su momento disfruté a Fernando González, Shakespeare, Rómulo Gallegos, EFE Gómez, Manuel Mejía Vallejo, Tomás Carrasquilla, entre otros, además se encontraba en la biblioteca El Quijote, obra ésta que me he dado el lujo de leer en varias oportunidades, pero sólo las primeras páginas, aunque no es mi deseo ignorar una de las principales obras de la literatura universal, con el reconocimiento mundial que tiene y, mucho menos ridiculizar a Miguel de Cervantes Saavedra. Toda mi admiración y quitada de sombrero frente al Quijote e inclusive ante Sancho Panza. Confieso haber leído el Quijote pero en resumen y haberlo visto en la pantalla chica, pero hasta ahí.

Ni la movida de un catre

Al amigo Jorge, en la suma de respuestas dadas le he hecho saber que el haber vivido en el pueblo le da la oportunidad conocer en forma íntegra el desarrollo de la comunidad; así por ejemplo: En Manrique no participaban de la celebración del veinte de julio o la del siete de agosto, ya que para ello debían desplazarse al parque Bolívar lugar del evento con participación de las fuerzas militares, de policía , el clero -con arzobispo a bordo, aunque no le tocó la época del primer obispo de la ciudad Valerio Antonio Jiménez, está muy cerca de alguno de los que fueron sus sucesores como monseñor Tulio Botero Salazar-, y de la Administración Municipal y Departamental, los curiosos son ocasionales no programados; igualmente los de Manrique eran ajenos a la celebración de la procesión de Corpus Cristi y demás celebraciones religiosas. Los de Yolombó nos concentrábamos en la Plaza Principal del Municipio y veíamos desfilar la banda de guerra –que palabra tan fea e indeseable– del colegio y todos los establecimientos educativos luciendo el uniforme de gala con los liceístas marchando, se escuchaba algunos discursos de estudiantes, palabras del señor Alcalde Municipal, a quien todo el pueblo lo conocía por su nombre y quizá el funcionario identificaba a la mayoría de la concurrencia la que estaba conformada por gente del campo , los del pueblo y algunos turistas; en cambio, mi buen amigo Jorge, los de Manrique, muchos de ellos no se han dado el caché de conocer personalmente al burgomaestre de la Ciudad y éste identifica a muy pocos de los habitantes que gobierna.

Igualmente ocurría con las celebraciones religiosas, las cuales eran amenizadas por la Banda Musical “Conjunto Arroyave”, los habitantes no dejaban perder ni media presentación y la participación era masiva, altares hermosos, creyentes fervorosos y muy orgullosos de su fe, todos conocían y conocen a su Pastor, a su guía espiritual; a su Párroco les sabían y saben el nombre y él a muchos de ellos. Otra cosa era cuando presidía un evento religioso el Arzobispo, todo el pueblo sabía que lo acompañaba Su Eminencia Reverendísima Monseñor Tulio Botero Salazar, y su sola figura convocaba la presencia en todas las ceremonias que presidía, lo veíamos, lo saludábamos, le besábamos el anillo, le pedíamos la bendición y con su figura lo sentíamos como alma bendita; el campanario se enloquecía, repicaban las campanas al vuelo en forma ceremoniosa y alegre, todos lo sentíamos y todos lo disfrutábamos.

Doctor Cadavid, le comento, en la existencia de eventos en Yolombó todo el mundo está inmerso en ellos, el corregimiento La Floresta y todas las veredas sin excepción alguna participan de una u otra forma: No se perdían ni pierden la movida de un catre. Que corrida de toros, todos sabían que los astados cornúpetas eran traídos de la Hacienda La Susana de propiedad de Gilberto, que los toreros venían de Cisneros y de los Llanos, el que por equis circunstancia no podía asistir, al menos veía pasar los toros y los toreros; similar ocurría cuando llegaba el circo, el campesino se programaba para el día adecuado, los del pueblo muchas veces repetían función, los altos parlantes animaban el ambiente, los copos de algodón y las crispetas eran degustados por ávidos paladares, los elefantes, los leones y los tigres quedaban a la vista de todo el mundo, al igual que los olores de sus heces. Jorge, te das cuenta que los de Manrique, Buenos Aires, Belén, Enciso, La América, Laureles, El Poblado, entre otros, barrios de Medellín, poco o nada se daban cuenta de esta clase de eventos.

Nos gozamos todo

En Yolombó todos nos percatamos de las justas deportivas que se desarrollan en el municipio, bien sea competencias intermunicipales, colegiales regionales en diferentes disciplinas, y todo el pueblo participa; nos tocó conocer de cerca basquetbolistas del orden departamental y nacional en los escenarios del pueblo y debutando contra los nuestros; qué decir de un Cristopher o de un Yarce frente al seleccionado yolombero conformado con jóvenes como Petronio Saldarriaga, Darío Montoya, Adán Salazar, Jairo Rivera, Jairo Palacio… el espacio quedaba corto pero no había reventa de boletas. Qué decir de la época dorada del futbol yolombino, donde sus representantes con hambre de ganar dejaban todas sus fuerzas en el campo, o si no que lo digan Pedro Nel Monsalve “banano”, Antonio Idárraga, Augusto Correa “Cuto”, “Colacho” Ochoa, un nombre que omito para no incomodar al Alcalde Amador Pérez ya que quería citar a “Pollito”, Edwin Taborda, Néstor Giraldo Macías, Juvenal…”Magua” y el amigo Jesús Arango. El clásico de ciclismo Medellín-Yolombó, todos mis paisanos lo vivimos, tuvimos de cerca a Ramón Hoyos, Hernán Medina; Héctor Mesa; Camachín Maya… que ganó el Tigrillo de Pereira, Rubén Darío Gómez. En futbol teníamos al frente a nuestro paisano Justo Lopera, jugador del Poderoso al igual que del Nacional y director técnico del Medellín.

Apreciado amigo Jorge Cadavid Cárdenas, podrás pensar que te estoy boletiando al presentar esta columna, por el contrario gracias por darme la oportunidad en contar que en los pueblos existe de todo, claro, parodiando al Expresidente Turbay Ayala, sí existe de todo pero reducido a sus justas proporciones. En Medellín para hablar con el amigo se requiere concertar lugar de reunión, por lo regular un restaurante y almorzar o un bar y uno que otro “viejo parra”, diré Old Parr -un paréntesis para que mi amigo y entonces Director de Comunicaciones de la Gobernación de Antioquia y hoy Comunicador Social Periodista de la Alcaldía de Medellín, Jairo Palacio Fernández, me siga felicitando por mi fluidez en dominio del inglés, exhibido en la columna anterior, OK – en mi pueblo sale uno de la casa y en la plaza se encuentra con el primer amigo, segundo amigo y muchos amigos y todos podemos participar de la charla o la jugarreta de billar, ajedrez, cartas y de mucho más. La concertación de encuentro no existe.

Tinto para todos y algo más

En mí pueblo cuando se presenta un artista de renombre, debe caminar por los mismos espacios que lo hacemos todos, inclusive ser saludados por ellos, así nos ocurre con Alfredo Gutiérrez, con Darío Gómez…cuando nos vemos en el pueblo con Tola y Maruja podemos compartir con Carlos Mario Gallego un tinto y si queremos algo más fuerte es válido; al caricaturista Mico le anticipo que puede participar de la cuenta del bar. Jorge, los yolomberos nos conocemos todos los unos a los otros, no existe discriminación de estrato, todos pertenecemos al estrato X, sí al equis. Te puedo presentar todos los amigos y todas las gacelas, como denominas a las chicas. 

En mi pueblo, todos disfrutamos “El Sereno”, “La Olleta”, “La Pajita” y “Pavas”, charcos compartidos en especial sábados y festivos; claro que ustedes los “in” los hacen en los “Miami”; en “El Hoyo Soplador”, en “El Canal”; en “Puerto Escondido” y lugares exóticos; igualmente encuentras en los corregimientos sitios para el esparcimiento, te reciben con un calor humano y fraterno propio del yolombino; en las moliendas, trapiches o simplemente máquinas de panela te participan del “blanquiado”, “conejo” …o la panela caliente, en cualquiera de ellas siempre hay degustación.

Números no, nombres sí

En las filas de banco no te llaman con el número, en Yolombó se le denomina con el nombre: Señorita Herminia Álzate, Heriberto Osorio, Juan Ramiro Gómez, Saulo Álzate, Alonso Gallego, Marina González, Hernando Martínez, etc. Con decirte, apreciado doctor Cadavid Cárdenas, que la afinidad con la gente es tan grande, en caso de presentarte a Jaime Zuleta, Alfonso Cortés, Luis Carlos Ochoa, Oscar Velásquez, Augusto Múnera, Mario Álvarez, a la hora ya los estás llamando: Polilla, Pitocino, Popocho, Dormido, Cabezón, Purino, todos lo aceptan sin problema (o eso creo yo).

Con mucho de seriedad, debo decir que cuando nos referimos a Medellín debemos pensar que estamos hablando de una Ciudad Innovadora con gran reconocimiento internacional, con dificultades en la movilidad y, eso que cuenta con Metro, Metroplus, Tranvía, Metrocables, escaleras eléctricas, Ciclovías,; cuenta con WiFi en todos los parques, excelentes Universidades tanto públicas como privadas; empresas de Servicios Públicos competitivas; equipos de futbol “Poderosos” como el “ Glorioso DIM”; Medellín es la Capital de Antioquia y es de todos los antioqueños y Yolombó es de Antioquia.

Autor: Jairo A. Gallego Berrío



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